Casa Ru, el chino más «auténtico» de Ruzafa

 

En ocasiones tendemos a confundir la autenticidad con el tufillo mediocre que emanan ciertos lugares, especialmente cuando salimos fuera de España. Hace años viajaba por Marruecos con una amiga. A la hora de comer, se empeñaba en alejarnos de las rutas turísticas y buscar la esencia del país en los locales más mugrientos de cada población. No guardo ningún recuerdo especial de los sabores que probé, pero si mantengo nítidas imágenes de los chorretones, las moscas pegadas y la falta de higiene de muchos de ellos. Para mi compañera de viaje, el criterio principal para elegir fonda era que la clientela fuese exclusivamente marroquí.

Desde hace un tiempo, también en nuestro país se ha instaurado aquello de vanagloriar los restaurantes tirando a cutres a los que acuden ciudadanos extranjeros para degustar su comida autóctona. “Es un chino donde van a comer chinos”. Esa frase parece ser garantía de la excelencia y autenticidad del local. Ya se sabe que todos los chinos (o turcos o italianos o pakistaníes) que viven tu ciudad gozan de un excelente paladar y siempre eligen lo mejor.

Casa Ru es uno de esos baretos de toda la vida que fue traspasado hace unos años a ciudadanos chinos y que todo el mundo que se refiere a él dice que “es un chino donde van a comer los chinos”. Su estética de bar castizo poco ha cambiado desde entonces. Larga barra metálica, iluminación fría y excesiva y máquina tragaperras en la entrada. Pero en lugar de hacer las bravas recalentadas de entonces, optaron por una carta oriental, donde además de lo de siempre, incluyeron platos desconocidos hasta entonces por la mayoría de parroquianos españoles.

Cuando uno va allí, debe preguntar a los camareros por eso platos tradicionales asiáticos. El arroz frito con verdura, tanto el Jie Cai como el Mei Cai, merecen la pena, así como alguna de las sopas que ofertan, el pollo rebozado con guindillas (no se asusten al ver los kilos de guindilla, no pica a pesar de su feroz aspecto), un guiso caldoso de carne que elaboran (este sí destinado a paladares valientes) o las empanadillas al vapor. La carta es amplia y también recoge los platos a los que nos tienen acostumbrados la mayoría de restaurantes chinos, pero en general mejor elaborados y con un toque más casero, aunque también he de advertir que no todo es de sobresaliente. Lo mejor es que vayan dos o tres veces (el precio lo permite) y encuentren aquello que les seduzca más. Luego podrán decir que han comido en un auténtico chino, aunque he de confesarles que en ninguna de mis visitas he visto a ningún chino sentado a la mesa. Eso sí, de hípsters y modernos hambrientos de autenticidad, está lleno.

Nota media: 7

Precio medio: 12-15 €

Para ir con: amigos aventureros a los que les guste lo «auténtico»

C/ Sueca, 65 (Valencia)
Telf. 963 353 574 / 652 654 000

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