Q de Barella, sinceridad y pasión en una cocina excelente

 

Coja un buen producto, esa es la clave, el origen de todo,  aderécelo con ciertas dotes de innovación (provocación, libertad, diversión), agite con un poco de técnica (temperatura, cortes, cocciones) y súmele una pizca de tradición (memoria, cultura, recuerdo). Si ello lo cocinamos con una cucharada de respeto por la sostenibilidad y una buena dosis de pasión y mimo, nos toparemos con Q de Barella, un restaurante en el que todo confluye para que tras la visita, uno sea un poco más feliz.

Al frente del barco está Quique Barella, el que fuera de jefe de cocina del Alto de Colón durante los años de bonanza, ha montado su propio local demostrando que en estos tiempos de nubes negras, nada puede frenar a quien aúna talento, experiencia, entusiasmo y un buen proyecto.

Ya lo comentaba en el post del restaurante Comer, Beber, Amar, las cosas importantes no te las encuentras de bruces, sino que hay que salir a buscarlas. Por eso, Q de Barella ha huido del centro y se ha refugiado en una calle que, a pesar de encontrarse entre la Avenida de Aragón y la Alameda, probablemente deba echar mano del Google Maps para encontrarla. Situado en la calle Finlandia, el restaurante da una cálida bienvenida al comensal con una decoración acogedora, sencilla pero llena de detalles.

Q de Barella ofrece cuatro menús cerrados, cuyo precio oscilan entre los 22 y los 39 euros, bebidas y café aparte. Uno de sus grandes aciertos es que el menú se personaliza y se pueden variar alguno de los entrantes. Además, los menús varían con frecuencia. En nuestro caso optamos por el de 22 euros, cuyo plato principal es el arroz. Nos dieron a elegir entre arroz con carne o pescado, y entre ellos, caldoso, meloso o seco. Optamos por uno meloso marinero.

Para empezar nos sacaron una crema de hervido valenciano, servido en una mini ollita, acompañado por migas de pan. Unas migas que le daban al entrante, delicioso y finísimo, un sabor de los que dejan huella. Precisamente el pan que tomamos durante toda la comida merecería un post aparte, un pan que te reconcilia con ese alimento tan básico pero también tan maltratado. Un diez para el pan integral de pistachos que les prepara Paco Roig, desde ese día el mejor panadero de la galaxia para mi humilde opinión. Durante el arroz, probamos pan de algas con tintes verdosos. Q de Barella compra las algas en Galicia y se las sirve al panadero que consigue un producto sorprendente.

Seguimos con un foie en escabeche decorado con nabo japonés daikon.  Y a pesar de que una está harta del foie, este merece la pena probarlo por esa sutileza del escabeche que le imprime nuevos tintes. El vegetal nipón no le añade nada. El último entrante lo compuso un sepionet de playa con espuma de mayonesa de coco. Así es como deberían tratarse todos los moluscos cefalópodos. Tiernos pero bien hechos, con ese sabor intenso a mar que deberían destilar todos los benditos productos extraídos de las aguas. De nuevo, un diez.

El arroz estaba muy bueno, aunque para mi gusto, le faltó una pizca de sal y estar un pelín menos cocido. Dicho esto, les advierto que a mí me gusta la comida sabrosona y suelo echar mano del salero en el 90% de ocasiones y lo de la dureza del arroz es también bastante subjetivo. A una le gustan las cosas duras, qué se le va a hacer. Terminamos con su postre estrella, una torrija de horchata con helado casero de canela. Tienen que probarlo al menos una vez en la vida antes de morir. Mejor si son varias. Espectacular.

Regamos la comida con un par de botellas de vino blanco Cullerot, de la bodega valenciana Celler del Roure, asesorados con acierto por uno de los camareros del equipo de Barella.  Por cierto que el servicio fue impecable, pendientes sin atosigar, con esa cercanía que hace que te sientes como en tu propia casa.

Todo en Q de Barella desprende esa sensación, sinceridad, humildad, respeto por lo que hace. Estuvimos hablando con él al acabar la comida y a todos nos lo transmitió.  Ojalá que le vaya muy bien. Se lo merece. Yo espero poder visitarle a menudo.

Nota media: 9,5

Precio medio: 30-50 €

Para ir con: con todo el mundo, todos los días, a todas horas,

Calle de Finlandia, 7, Valencia
Telf. 963 93 63 00

 

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