‘Comer, beber, amar’ es el título de una deliciosa película firmada por el director chino Ang Lee, autor de otras grandes obras como El banquete de bodas o Tigre y Dragón. A través de un viejo maestro cocinero y sus tres hijas, asistimos a un retrato en el que tradición y modernidad confluyen por medio de los sentidos hasta liberarnos de los conflictos que nos embargan a diario.
Pero además, estos tres verbos dan nombre a un gran restaurante que desde hace tiempo está en mi top 5 del disfrute gastronómico valenciano. ‘Comer, beber, amar’ está ubicado fuera de los circuitos más habituales poblados por esos restaurantes que se mimetizan entre sí y nunca dejan huella. Porque todo lo que es de verdad interesante, hay que salir a buscarlo. El restaurante está situado en el Paseo de la Alameda, 38, justo bajo del Hotel Rey Don Jaime. El local, renovado recientemente con acierto por el interiorista Ramón Bandrés, ofrece al comensal un cálido encuentro con lo que a continuación va a experimentar a través de elementos nobles, líneas puras y sencillas y ese punto justo de iluminación tan difícil de encontrar.
Si además lo aderezamos con una buena vajilla, copas perfectas para degustar cualquiera de los vinos de su amplia bodega, sillas cómodas y una suave música ambiente en la que se entremezclan ritmos franceses y brasileños, nos encontramos ante uno de los mejores locales de la ciudad para cualquier tipo de velada.
Déjense aconsejar por la amabilidad y sabiduría hedonista de Kiko, uno de sus socios. Siempre tienen algo fuera de carta que vale la pena probar. En mi última incursión nos decantamos por su excepcional ensaladilla rusa, plato obligado porque lo más sencillo es muchas veces lo más difícil de conseguir. Seguimos con un baba ganoush, una mousse de berenjenas con pimientos rojos y capellanets, cuyo sabor a leña te retrotrae a esos platos cocinados a fuego lento de tu infancia. Probamos un potaje de garbanzos con calabaza y espinacas que habían preparado ese día, y yo que no soy nada fan del potaje, me reconcilié con el sabroso manjar. Terminamos con unas costillas acompañadas por unas finísimas patatas fritas, espárragos y cebolla que acabaron de acercarnos al nirvana. Pero antes del postre, Kiko nos trajo una degustación de una de las últimas creaciones del restaurante, unos macarrones rellenos de crema de cebolla, setas y gambas que pusieron el broche final a una gran cena.
No pudimos con el postre, pero tras rendir buena cuenta de una botella de vino blanco Ardèche Viognier de la bodega francesa Louis Latour (yo no entiendo mucho de vinos, pero este estaba exquisito), acabamos la noche como deben acabar todas las grandes noches, con unos gin tonics y una larga conversación entre buenos amigos.
Comer, beber y amar… ¿Hay algo más importante en la vida?
Para ir con: quien quieras. Vas a quedar bien seguro. Si es vuestra primera cita, seguro que cae.
Precio medio: de 25-30 € hasta lo que quieras gastarte
Nota media: 9,5
Paseo de la Alameda, 38, 46023 Valencia
963 37 52 37
Excelente descripción Paula!! Uno de mis sitios favoritos al que he tenido la suerte de ir contigo en varias ocasiones. Contado por ti aún parece más apetecible. Enhorabuena por el blog!!!
Me lo apunto! con esta valoración voy seguro ^^ Gracias por el post 🙂