Todo final supone un principio de algo. No importa el éxito que tuviste en su día porque cualquier torre, por alta que sea, tiene el riesgo de caer. Es lo que le ocurrió a la desaparecida Lluerna. Uno de los restaurantes más molones y exitosos de la hipsteriana Ruzafa cerraba la persiana fruto de desavenencias entre sus socios. De las cenizas surgió un nuevo local, el Rodamon de Russafa, manteniendo similar estética y ocupando el mismo bajo de la calle Sueca.
Lo regentan parte de los propietarios de la extinta LLuerna y se nota que han aprendido de errores y se han quedado con lo bueno. Han bajado precios, más acordes a los tiempos que vivimos y al público ruzafeño y han creado una carta que rinde homenaje a la globalización en el mejor sentido de la palabra. Comer allí es darte un paseo por la gastronomía de Asia, Francia, Inglaterra, Italia, Reino Unido, Grecia, USA, Latinoamérica y por supuesto nuestra tierra patria. Y así han divido su carta.
De Oriente probamos el falafel de garbanzos con crema de berenjena, sabroso y especiado a la perfección y el wonton de gamas y puerro, que me dejo algo indiferente. Nos fuimos hasta Suiza para degustar una particular interpretación de la raclette, patatas con jamón, queso fundido y pepinillo, acompañadas con dos salsas bien elaboradas, una de yogur y otra de mostaza. Fue uno de los mejores platos. De España nos quedamos con dos clásicos, unas bravas que seguían la tradición de la Lluerna, gordas, con piel y espuma de alioli cocinadas en su punto óptimo y unas croquetas de ibérico en las que la comunión entre la besamel y el jamón te volvían a reconciliar con este plato, que a pesar de su sencillez, es tan difícil de lograr. El postre fue lo único que no estaba bueno, un brownie de chocolate con helado, que parecía estar hecho desde hacía tiempo, por lo seco y lo duro.
Regamos la cena con un vino blanco joven, Bolo del año 2012 y D.O Valdeorras, además de con unas cuentas cañas previas al ágape.
Éramos seis y salimos a 16 euros por cabeza, precio que considero más que correcto para la calidad que ofrece el restaurante, de hecho se me ocurren pocos sitios en los que se coma tan bien por un precio tan ajustado y con una decoración cuidada y agradable.
Otro de los aciertos del Rodamon es Fran, camarera con un dilatado recorrido a sus espaldas en el mundo de la restauración y una amabilidad tan grande como su sonrisa.
Para ir con: amigos cualquier noche, con pareja si no se quiere nada sofisticado, con la empresa (el local es grande y puede dar cobijo a mesas tipo casal fallero sin problema)
Nota media: 7
c/Sueca 47, Valencia
Telf. 963 21 80 14
Fui hace un mes y medio y me llevé una grata sorpresa. Coincido contigo y añado:
Gran acierto: brochetas de rape con cous cous. ¡Espectaculares!
El horror: las mini-hamburguesas de sepia. Puede que sea original, pero eso no las hace buenas. Con cierto gusto a Fairy. Mucho más ricas las de carne, sin duda.
¡Volveré a probar tus recomendaciones!
Gracias Paloma. ¡Me apunto para la próxima las brochetas de rape y descarto seguro las hamburguesas de sepia!. Donde esté una buena sepia entera, con sus tentáculos y sus ojitos, que se quite cualquier pseudo invento modernil.
Mi primera visita a este blog y una grata sorpresa en la primera entrada que leo. Un sitio distinto, que tal y como comentas tiene sus más y sus menos pero que, en líneas generales merece la pena visitar y ¡por menos de 20 pavos! Dentro de la oferta valenciana no hay tantos por ese precio y a un nivel entre «bien» y «notable»… Lo dicho, no te perderemos ojo!
Gracias César. Estoy de acuerdo. Desde ya sigo tu blog http://www.nometoqueslosfogones.es, aunque en lineas generales prefiero que me preparen la comida, yo también hago mis pinitos en la cocina y seguro que tus consejos me son de gran ayuda. ¡Nos leemos!
Con tu recomendación creo que iré este finde a probar este sitio!! Enhorabuena y gracias por compartir tus experiencias. 🙂
Paci, estoy segura de que te gustará. Ta me contarás. 😉